27/1/08

La Fiesta y la Gastronomía Cuencana

La fiesta y la gastronomía se unen tanto entre nosotros, que casi se podría parafrasear así el adagio popular: “dime qué festejas y te diré qué comes”. Además, es importante la presencia del maíz en la preparación de muchas comidas como el tamal, el mote pata, el mote pillo y bebidas, como la chicha, el rosero y el morocho. Diciembre es ideal para venir a Cuenca.

Todo el color de la religiosidad popular y el neo-barroco estallan el 24, en el Pase de Niño. Sus reminiscencias solares las subraya el ritual de la chicha brindada a los priostes y a los asistentes, además del pan tradicional de la Pascua navideña. El fin de año está marcado por la alegría de la fiesta general. En cada esquina hallamos tablados de Año Viejo, donde, con grandes muñecos, imaginativos y grotescos, se representan escenas que satirizan el momento político nacional o internacional y hechos recientes.Navidad y Año Nuevo son fastos marcados por el pavo, una presencia internacional en nuestra comida; y los tamales y buñuelos; ambos tienen como base la harina de maíz. Unos y otros, deliciosos.


El tamal cuencano está hecho de una masa de harina de maíz ligeramente cocida, que se rellena con carne de cerdo, huevos duros y pasas, se la envuelve en hojas de achira y se la cuece al vapor. Un regalo al paladar.

Las familias conservan viejas recetas de buñuelo, pero lo fundamental de ellas es la dosis exacta de harina de maíz precocida con anís, a la que se añaden huevos y leche, batiendo a mano, hasta el agotamiento. Las porciones de masa cremosa se fríen y doran en manteca de cerdo y se sirven con miel. ¡Como para chuparse los dedos!En febrero, pese a ser fiesta móvil, normalmente se celebra el Carnaval. Se baila, come y bebe en abundancia, pero también se mojan las personas, siguiendo viejas tradiciones entre hispanas y locales, sin límites de condición ni estado.


El mote-pata, quizá el rey de los platos típicos cuencanos, domina la mesa: una densa sopa de maíz pelado, en caldo de carne de cerdo, con pedazos de dicha carne, longaniza y tocino, y condimento de semilla de sambo (una calabaza muy común entre nosotros), tostada, molida y preparada en un refrito de cebollas y leche.

Marzo o abril conmemoran la Semana Santa. Las procesiones del Domingo de Ramos tienen un rasgo poco ecológico, pero pintoresco: las palmas tejidas –algunas, verdaderas obras de arte popular- que llevan a bendecir los fieles, son cada una de ellas, una planta, que se trae desde las regiones cálidas de la provincia del Azuay, cuya capital es Cuenca.

Gastronómicamente es la hora de la fanesca, otra de esas comidas pantagruélicas, en cuya preparación se usan doce ingredientes, según la tradición, en recuerdo del número de los apóstoles: granos tiernos: alverja, haba pelada, choclo, fréjol; tres clases de calabazas: zapallo, limeño y sambo, también tiernos; arroz, lentejas, achocha, papas, col; todo se cocina por separado y se lo une y condimenta con la sazón cuencana, en leche, en la que se ha se ha cocido pescado seco, que luego se sirve sobre el plato, en una salsa dorada o escabeche.
EL MOTE PILLO
Antiguamente para que los niños y jóvenes se robustezcan se les daba este plato en los desayunos. Existen dos clases de motepillo, el antiguo que se lo hace con un poco de quesillo y leche y resulta casi como un budín y el otro que se lo prepara con un poco de cebolla verde y manteca de color.

Dentro de las comidas preparadas con maíz, aparece también el motepata, una sopa tradicional y que se la consume en Carnaval. Nuestro motepata se diferencia de otras provincias serranas, a excepción de Loja, porque utilizamos la pepa de zambo y no el maní para guisarla, explica Eulalia, quien añade que este ingrediente –la pepa de zambo- es propio en la culinaria de nuestra región. Se la descascara, tuesta y muele para formar al fuego una salsa con leche, sal, cebolla y manteca de color

Santos Inocentes

La Fiesta de los Santos Inocentes presenta un curioso sincretismo entre lo pagano y religioso. Su origen se remonta al siglo V, época en la que la Iglesia Católica empezó a celebrar esta fiesta en memoria de los niños que fueron masacrados en Judea por Herodes poco tiempo después del nacimiento de Jesús.

De acuerdo al pasaje bíblico descrito en Mateo (capítulo 2), Herodes, quien ocupaba el trono de Judea en la época en la que Jesús nació, se enteró que en el mundo habitaba ya un niño que sería llamado “el Rey de los Judíos”. Esto provocó temor y celos en él, y al saber de la llegada de tres reyes magos de Oriente que venían a adorar a dicho infante, los mandó a llamar y les solicitó que le informaran todo cuanto supiesen acerca de aquel niño, pues él deseaba también ir a adorarle.
Al ser los reyes magos advertidos en sueños de no dar ninguna información a Herodes, decidieron regresar a Oriente haciendo un rodeo por otro camino. Sintiéndose Herodes engañado, rompió en cólera y mandó a matar a todos los niños menores de dos años en Judea, esperando así dar muerte a quien él suponía, suplantaría su trono. La Iglesia Católica considera a estos infantes masacrados, como mártires que murieron en lugar de Cristo. De allí el nombre de “Santos Inocentes”.
Influencia pagana
En sus inicios esta celebración tuvo un carácter estrictamente religioso. Sin embargo, con el pasar del tiempo, otros elementos de carácter pagano fueron incorporados a ella. Se conoce por ejemplo, que en la Edad Media se celebraban con mucho bullicio y desorden en algunos lugares de Europa, la “Fiesta de los Locos” y la “Fiesta del Asno”. En la primera, se pretendía hacer una sátira mordaz del clero y para ello se elegía un obispo y en algunos casos, un papa de los locos. Estos personajes precedían todo un “carnaval” en el que la gente se enmascaraba o disfrazaba del modo más extravagante y ridículo, adoptando en muchos casos actitudes obscenas. Con frecuencia se observaban también personajes paganos como Baco (dios del vino), que desnudo, dirigía un carro tirado por un centauro macho y un centauro hembra también sin ropas.
En la “Fiesta del Asno” se realizaba también una ceremonia de carácter escandaloso en la que sus participantes, ingresaban al templo con gran jolgorio para ejecutar todo tipo de sátiras con el fin de poner en ridículo a los clérigos. La figura central era un asno revestido con hábitos sacerdotales al que dirigían hasta el coro para cantarle lo que se conocía como la “prosa del asno”. Tanto la Fiesta del Asno como la Fiesta de los Locos, se celebraban entre los últimos días de diciembre y los primeros días de enero. Con el pasar del tiempo, llegaron a prohibirse por las autoridades eclesiásticas por los excesos que en ellas se cometían. Pese a ello, muchas de las costumbres presentes en estas fechas permanecieron y se las relacionaron con la fiesta de los “Santos Inocentes”

Bromas, sátiras y mascaradas
En nuestro medio, la tradición de celebrar la fiesta de los “Santos Inocentes” con sátiras y bromas, persiste desde tiempos de la colonia. La palabra “inocente” en este contexto, se refiere a alguien no tanto libre de culpa, sino más bien a alguien cándido y fácil de engañar. De allí que el sentido religioso de la fiesta se haya desvirtuado y que en esta fecha, se busque más bien poner en evidencia la inocencia de la gente a través de bromas y tomaduras de pelo, las mismas que se empiezan a realizar el 28 de diciembre y culminan el 6 de enero. Esta es una fiesta que a nivel nacional, se la celebra mas o menos en la misma forma en las principales ciudades: con mascaradas y sátiras. En Cuenca, la fiesta de los Santos Inocentes presenta un particular interés por el entusiasmo con el que sus habitantes la celebran. El 6 de enero de todos los años, mucha gente de esta ciudad sale a las calles con todo tipo de disfraces. En la tarde de ese mismo día, se organizan comparsas (grupos de teatro popular) en un desfile de grandes proporciones en el que se satiriza los hechos y personajes más sobresalientes del año anterior. Existen clubes que se encargan año a año de la organización de estas comparsas para premiar al grupo más original y creativo.

Modismos híbridos con elementos Quichuas

Como es bien sabido, la cultura ecuatoriana – y la cuencana en particular- es mestiza. En ella se encuentran elementos hispánicos y elementos americanos que provienen de los pueblos aborígenes. Esto es precisamente lo que hallamos en el caso de la lengua y de los modismos.
A continuación presentamos una muestra de expresiones populares en las cuales por lo menos uno elemento léxico es quichua.

Modismo: Estar amushcado.
Significado: Quiere decir que alguien está muy enamorado de una persona. Mushcana es un verbo quichua que significa idolatrar. Como es adjetivo puede ser usado también en femenino: amushcada.
Ejemplo de uso: Julio está amushcado con Francisca.

Modismo: Estar saltando en chulla pata.
Significado: que alguien se encuentra muy contento por alguna razón. Se dice también: estar bailando en chulla pata. Chulla es palabra quichua y significa uno (de algo que es par)
Ejemplo: Laura estaba saltando en chulla pata por la noticia.

Modismo: Estar como chirote mojado.
Significado: que alguien está en el desgreño absoluto, mojado, aterido. El chirote es un ave andina de pecho rojo. Se entiende que se está como un ave con las plumas mojadas, desordenadas.
Ejemplo: Pepito está como chirote mojado.

Modismo: Estar chiro.
Significado: que se está sin dinero. Chiru (en quichua) significa pobre.
Ejemplo: No me pidas nada porque estoy chiro.

Modismo: Estar de ñañitos.
Significado: que dos o más personas están muy amigas y con mucha confianza. Ñañu es quichua y significa hermano. Ñañitos se traduce como hermanitos.
Ejemplo: Mírenles como ahora ya están de ñañitos.

Modismo: Estar hecho llapchi.
Significado: que algo está muy aplastado, deformado, destrozado. Llapchi significa aplastado, deformado.
Ejemplo: Cayó la manzana y está hecho llapchi.

Modismo: Estar hecho un tispo.
Significado: que una persona está de mal carácter, que está intratable, áspera, grosera. Tispu es palabra quichua que designa a ciertas larvas de mariposas, que se caracterizan por tener cerdas en el cuerpo.
Ejemplo: No pude preguntar porque esa señora estaba hecha un tispo.

Modismo: Estar más pelado que pepa de guaba.
Significado: que se está en mala situación económica, que se es muy pobre. La guaba es una fruta que viene en vaina (una enorme leguminosa). Se come el copo dulce y queda una pepa negra y limpia, pelada.
Ejemplo: Ahora sí que no les puedo ayudar porque estoy más pelado que pepa de guaba.

Modismo: Estar tusso.
Significado: que se está débil, enfermizo, enclenque. Tusso (palabra que debe pronunciarse con ss sonora como en desde) significa encogido, amilanado, enfermo.
Ejemplo: Desde que le dio la gripe está tusso.

Modismo: Ser un quinde.
Significado: que alguien es muy aficionado a beber licor, que le gusta emborracharse. Quinde es el colibrí, el cual chupa el néctar de las flores. En el español ecuatoriano chupar es sinónimo de beber licor.
Ejemplo: Este empleado sí que es un quinde.

Modismo: Ser una cuica.
Significado: que alguien es muy delgado. Cuica es vocablo quichua que designa a la lombriz.
Ejemplo: Esta muchacha es una cuica.
Fuente: Oswaldo Encalada Vásquez

Cuenca, ciudad artística y literaria

Uno de los rostros de identidad cultural que le han dado a Cuenca prestancia nacional e internacional, es la calidad y creatividad de sus compositores y músicos, talladores y escultores, dibujantes y pintores, teatreros y titiriteros, danzantes y bailarines populares, diseñadores y publicistas, literatos y poetas, los cuales deben estar activamente presentes en los diversos escenarios públicos con motivo de la celebración.
Para lograr este objetivo se debe construir colectiva y periódicamente una Agenda artística-Literaria, con la participación de todas las instituciones especializadas y actores culturales, bajo la coordinación de la Dirección de Educación y Cultura de la Municipalidad y la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay.

Los eventos de la Agenda deben desarrollarse en espacios abiertos como el Parque Central y su entorno, los barrios y parques históricos, el Barranco; además en escenarios cerrados como teatros, museos, coliseos, etc. Algunos eventos deben extenderse a las plazas de las parroquias rurales de Cuenca.

Se deben también consolidar los programas de recorridos, caminatas, visitas a museos, monumentos, etc. para estudiantes, turistas y público en general; el Museo Vial, que está en marcha, ayudará en este objetivo de conocimiento de la ciudad.

Cuenca, ciudad turística y hospitalaria

La ciudad y su entorno natural son espacios privilegiados para el turismo cultural, recreacional, ecológico y de aventura.
Su Centro Histórico ofrece posibilidades diversas para el turismo cultural y recreacional como ciudad patrimonial, artística y artesanal, contando con una variada oferta de museos, bares, cafés, restaurantes, hosterías, hoteles y sitios de diversión.
La cuenca topográfica con sus campiñas, ríos, cerros, montañas y lagunas circundantes, brinda posibilidades para el ecoturismo y turismo de aventura.
Las costumbres y tradiciones populares, tanto urbanas como rurales, su variada gastronomía, acompañada por la hospitalidad de su gente, evidencian otros atributos que pueden ofrecer la ciudad y el cantón Cuenca.
Los aportes de las comunidades de residentes nacionales y extranjeros en Cuenca, fomentando la multiculturalidad, alimentan de nuevas identidades a la ciudad.

Encuentro del centro histórico con su ciudad

Cuando en 1957 la ciudad celebró sus cuatro siglos de fundación española, la fisonomía de su traza urbana era prácticamente similar a la de sus orígenes creacionales, con su centralidad política y religiosa en torno a la Plaza Mayor (Parque Calderón), en tanto que las cruces o iglesias de San Blas y San Sebastián señalaban sus límites vecinales al oriente y poniente; la iglesia de San José determinaba los linderos urbanos al Norte; a la vez, por el sur, Todos Santos y El Vado eran las fronteras que separaban el asentamiento urbano con el río Tomebamba y su barranco emblemático. Más allá, estaban el barrio de las herrerías en El Vergel, los ejidales y fincas de frutales, y el barrio de Jamaica (San Roque) hacia el sur occidente.

Es en esta cuenca territorial, que la ciudad crece internamente, se reproduce intramuros, acumulando sus identidades culturales que se remontan a las comunidades cañaris e incas, a los centros urbanos de Guapondélic y Tomebamba, cuyos legados de saberes, cosmovisiones, solidaridades, tradiciones, habilidades y destrezas permanecen en cierta medida, siendo el punto de partida para modelar el mestizaje que se diera luego, con la fundación de Cuenca, cuyo proceso continúa gestando nuevos rostros a la cuencanidad.Hace medio siglo, Cuenca era una pequeña ciudad con alrededor de 45.000 habitantes, con viviendas modestas de uno o dos pisos, fachadas de adobe o ladrillo y tejados rojizos; calles polvorientas unas, empedradas otras y adoquinadas algunas, enclavada “en el mejor asentamiento del mundo”, con sus ríos, barrancos y cerros que la contornean. Sin embargo, su paisaje urbano era monótono, tan solo alterado por las cúpulas de sus templos y campanarios, además por las mansiones aburguesadas, cuyos diseños demuestran la influencia arquitectónica del neoclasicismo francés. Es a los valores tangibles e intangibles, materiales e inmateriales de la vieja ciudad, que adquirió “solera como los vinos buenos”, que la UNESCO le rindió pleitesía al declararla Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 1 de diciembre de 1999.

Si bien en 1957 Cuenca se encontraba en un período de transición hacia el nacimiento de la ciudad contemporánea, no es menos cierto que las extendidas transformaciones urbano-arquitectónicas, culturales, económicas, sociales y medioambientales son resultantes de un proceso modernizador que se vive en las últimas cinco décadas (1957-2007). Un simple dato ejemplifica los cambios: la ocupación del suelo para usos urbanos se ha extendido “extramuros”, copando ampliamente la terraza baja hacia el sur del Centro Histórico y, en menor proporción, la terraza alta hacia el norte, albergando una población aproximadamente 7 veces superior, residiendo en una superficie 30 veces mayor a la existente hace medio siglo.
Debemos aprovechar este magno acontecimiento, para convertir al Centro Histórico Patrimonial de Cuenca en un escenario urbano vivo y comunitario, en el que la ciudad cante y encante, pletórica de alegría y colorido, en múltiples encuentros programados de actores culturales con la gente cuencana y los visitantes de diversas latitudes y países, relevando la trascendencia y significados de los espacios públicos.

5/1/08

El Pase del Niño Viajero

Cuenca mantiene una tradición por 63 años.
La tradicional procesión del Pase del Niño Viajero cumplirá hoy su 63º aniversario con un matiz especial, tras la muerte de su más ferviente impulsora, Rosa Pulla Palomeque. Hoy habrá dos imágenes del Niño Viajero, como se le llama a la figura esculpida en yeso en 1823, según un libro de Susana González; la original y una de sus centenares réplicas. Los organizadores no llegaron a un acuerdo sobre algunos puntos de la organización. El legado de mantener este acto, mezcla de religiosidad y paganidad, se inició en 1943, cuando el entonces propietario de la imagen, monseñor Miguel Cordero Crespo, encargó la escultura a Rosa Palomeque, una devota del Niño Dios, que realizaba la pasada disfrazando de pastores y otros personajes bíblicos a los niños internados en el Hospital Militar. Luego, en 1961, monseñor Cordero llevó la imagen a bendecirla con el papa Juan XXIII y estuvo en Belén, sobre el sitio donde se conmemora el nacimiento de Jesús, de allí el nombre de la figura. A su regresó entregó la imagen a Rosa Pulla, primogénita de Palomeque, a quien su madre “hizo prometer que continuará la tradición”.Rosa Pulla, al igual que su madre se encargaba de elaborar miles de panes con formas de gallinas, caballos y águilas; que con fundas de caramelos y una botella de aguardiente, eran los regalos que comprometían a los invitados a participar en la fiesta del 24 de diciembre.Tras la muerte de Pulla, en febrero pasado, el legado lo recibió su hija Carmen Llivipuma, quien ayudaba a su progenitora desde los 13 años de edad en la elaboración de los panes.Pero este año la tradición cambiará, Carmen no podrá llevar la escultura del Niño Viajero a su casa para la velación en la víspera de la procesión. El testamento de Miguel Cordero Crespo, en 1986, determina que cuando Pulla fallezca, sus herederos solo podrán llevar la imagen a la procesión y luego entregarla a las religiosas del Monasterio de El Carmen, para que cumplan el legado.“El Niño es de las monjitas, pero la fiesta es nuestra”, dijo Llivipuma, quien tiene una réplica del Niño que será velada, tal como lo hacían sus antecesoras hace más de 60 años.
Fuente Diario "EL UNIVERSO"

4/12/07

21/11/07

Mitos y Leyendas

Una parte fundamental de la identidad de una ciudad la constituyen sus mitos y leyendas. Un mito es una recreación artística que pone a prueba la imaginación y creatividad de sus habitantes. Una leyenda consiste en elaborar algún acontecimiento y relato acerca de un personaje real que forma parte de la vida cotidiana de la ciudad y de sus habitantes. Con el paso del tiempo, los cuencanos nos hemos divertido, asustado y convivido con muchas de ellas, algunas de ellas vienen desde tiempo coloniales.

La Piedra Encantada
Esta leyenda cuenta que en el Barrio Obrero había una gran piedra que obstaculizaba el paso a una parte de la ciudad que era considerada alejada, oscura y pantanosa. Esta piedra encantada tenía el poder de conceder el deseo que uno quisiese, sea dinero, amor, trabajo, bienes materiales o capitalizar venganzas. La piedra no hablaba con nadie y nadie escribía sobre ella. Decían que tenía memoria y que todo lo almacenaba en su interior. Además tenia el poder para castigar a los niños que eran desobedientes con sus padres por lo cual era de respeto por los traviesos menores de edad.
Los adultos mantenían esta leyenda para mantener alejado a los niños de este sitio por tratarse un lugar para encuentros amorosos.
Los Gagones

Es una criatura imaginaria que tiene forma de un perrito faldero de pequeño tamaño y de color blanco. Este animal aparecía cuando personas con grado de familiaridad tenían relaciones prohibidas y los asustaba al dar gemidos que imitaban a los lloriqueos de un bebe recién nacido. Se creía que si se atrapaba al Gagón y se lo tiznaba de negro la frente con un carbón, las frentes de las personas que este animal había sorprendido también se tiznaban de negro.



El Cura sin Cabeza
El Cura sin cabeza, nacen en el seno de la cultura popular; transmitidas vía oral; sus pasajes han sido corregidos, aumentados u omitidos, de acuerdo al encanto y carisma de sus narradores.

Estos personajes que se caracterizaban por ser estrafalarios no dudaban en poner en juego todas sus habilidades caso teatrales y su verbo suelto para captar más la atención de los más incautos, llegando en ocasiones a transformase ellos mismo en parte del cuento. Muchos de estos hombres se encuentran en la memoria de los abuelos recordándolos con simpatía, como al famoso Taita Chazna- Cacho, cuyo apodo nacía de la palabreja quichua «chazna» que significaba así y «cacho» que equivalía a sea; es decir; «así sea», que era la frase a la que contestaba a cualquier pregunta.

No se quedaba atrás el Mocho Alfaro, ardiente admirador del General Eloy Alfaro y padrino de uno de sus vástagos, que en reconocimiento al Viejo Luchador durante el periodo revolucionario hacía un alto en las esquinas para gritar Viva Alfaro, Mueran los Frailes. Otro ilustre de la época era Luis Villavicencio, mejor conocido como «Atacocos», versado en cuestiones bíblicas, se paraba en la esquina de las actuales calle Larga y Benigno Malo para regalar a los transeúntes en Semana Santa su fina capacidad de orador con su Sermón de las Tres Horas.

Cuando el estiaje asota y las noches cuencanas se vuelven frías y oscuras, la luz de una vela alumbrará la imaginación de los niños bajo el macabro relato de sus padres, que incapaces de mentir contarán la pura verdad a cerca del Cura sin Cabeza, El Farol de la Viuda, los gagones o el Perro Encadenado.

Santa Ana de los Rios


Está ubicada en un valle interandino de la sierra sur ecuatoriana, (441km al sur de Quito) a una altitud de 2535m sobre el nivel del mar. Goza de un clima típicamente templado, con una temperatura promedio de 17°C. Su población es de aproximadamente 400.000 habitantes y su superficie es de 15.730 hectáreas.Fundada en el año 1557 por orden del Virrey del Perú, don Andrés Hurtado de Mendoza, las características peculiares de su suelo y las circunstancias del mestizaje paulatino posterior, imprimieron en los habitantes una idiosincrasia única, que con el transcurrir de décadas y siglos fue labrando y forjando lo que es hoy Cuenca: el centro económico y cultural de una rica región del Ecuador, un país andino y a la vez tropical, caracterizado por contrastes y sorpresas. Años antes fue la ciudad incaica de Tomebamba, considerada cuna del inca Huayna Cápac, a su vez construida sobre lo que se cree fue Guapdondelig, urbe de la nación cañari que habitó la región centro sur del Ecuador actual.
Cuenca está considerada también como la tercera ciudad del país, luego de Quito y Guayaquil, urbes en las que se asientan los poderes político y económico. Su condición de ciudad mediana, casi franciscana y conventual aún, en comparación con estas dos metrópolis, es otro de los factores que contribuyen a que cada visitante se haga la promesa de regresar o, en el mejor de los casos, decida quedarse a residir en ella pues esta es además una ciudad que cuenta con tecnología de punta en información y electrónica, buen sistema financiero y bancario, cyber cafés, bares, discotecas, moderna infraestructura hotelera, restaurantes de todo tipo, etc.
Pero Cuenca no se limita a la ciudad en sí ni a su centro histórico, conglomerado de un patrimonio tangible e intangible. La división política del Ecuador hace que cada una de sus 22 provincias esté conformada por cantones, y estos a su vez por parroquias. Cuenca es, desde esa perspectiva, la capital de la provincia del Azuay. Como cantón se divide en 14 parroquias urbanas y 21 rurales, cada una de las cuales contribuye a incrementar con creces su esplendor, porque aporta con elementos de una riqueza cultural, arqueológica, histórica y natural, y, por todo ello, de innegable e inevitable atracción turística desde los más diversos intereses.